Por Jorge Andrés Rendón de Villa
Estudiante Comunicación Social UCO
Es loable la tarea que algunos de los medios de comunicación del Oriente de Antioquia impresos, virtuales, radiales, de televisión e institucionales, están llevando a cabo por no dejar bajo el fantasma del olvido, los municipios que después de haber sufrido la más cruda violencia, luchan por salir adelante. Sin embargo, la propuesta conocida como “Caravanas por el Desarrollo”, no se debe quedar en una mera tarea de pavimentar unas vías para fortalecer el comercio de municipios como Alejandría y Concepción y hacerlos partícipes de los nuevos flujos que una región impone con inclemencia. Hay que dejar claro que hablar de Desarrollo no es simplemente presionar para que varias municipalidades salgan de un aturdimiento económico y se integren a las nuevas dinámicas de comercio. Por eso mismo, el motivo de las Caravanas al potenciar el Desarrollo aunque es buena idea, tiene un compromiso mayor y es ese, el verdadero trabajo que queda pendiente.
Si bien las “Caravanas por el Desarrollo” tiene la idea de dar a conocer serios problemas que con el paso del tiempo han tomado fuerza en varios de los municipios del Oriente antioqueño, como la tarea antes mencionada o la conservación de patrimonios históricos, proponer un Desarrollo bajo ésta perspectiva, es minimizar el poder que puede llegar a tener. Hay que dejar claro algo. La iniciativa es una propuesta diferente; no obstante, en este caso, la relevancia radica en aclarar la propia filosofía de los medios de comunicación y cambiar el rol que durante años han tenido, transformándolos en verdaderos motores de Desarrollo Humano, impactando eficazmente los entornos, y dando la pauta para establecer con todas sus herramientas, una atmósfera más positiva, en un territorio que ha sufrido tanto que la identidad, por mucho tiempo, ha estado enterrada.
Por eso, veo las “Caravanas para el Desarrollo” como el inicio de una tarea, de romper un nuevo paradigma, y por ello es que los medios tienen la obligación de apostar, sin pretender poner en duda su poder, por un cambio social, en el cual todas las personas, sin distinción alguna, sean tomados como sujetos y no como objetos, velando por el mejoramiento de su calidad de vida.
Está en espera, superar de buena forma, un gran porcentaje de las dificultades que presentan varios de los municipios del Oriente antioqueño, y construir un panorama favorable a la economía, la educación, la cultura, la salud y el ambiente, -por sólo mencionar algunos-, facilitando y empoderando a todas las personas para que éstas, (sin condición alguna), tengan acceso a una sociedad que también y durante años, se ha encargado de diezmarlos y minimizarlos, violando todos sus derechos y peor aún, su misma dignidad.
La propuesta y el panorama queda pues, establecido, y no puedo dejar pasar que así como siempre hay dificultades, intereses de por medio y metas que desconocen los contextos, la posibilidad de crecer entre todos siempre ha estado presente. Ojalá sea éste el inicio de romper la historia, partirla en dos, sin desconocerla, y trabajar por una región que tiene la virtud de contener en y desde su gente, la clave, del futuro.
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